La ayuda empezó a llegar ayer domingo a las localidades devastadas por un fuerte terremoto que azotó la región costera del centro de Ecuador en la víspera, derrumbó decenas de edificaciones, generó destrucciones en algunas carreteras y ha dejado al menos 262 personas fallecidas y 2,527 heridas.
El epicentro del terremoto, de una magnitud de 7.8 grados y el más fuerte en afectar a Ecuador desde 1979, tuvo lugar en zonas ecuatorianas escasamente pobladas, compuestas por puertos de pescadores y playas turísticas, a 170 kilómetros (105 millas), de Quito, capital del país.
“La cifra actualizada total que tenemos hasta ahora es de 246 ciudadanos que han perdido la vida y alrededor de 2,527 heridos. Se están elaborando listas de desaparecidos y continúan las labores de rescate”, dijo el vicepresidente Jorge Glas, quien además informó sobre el estado de excepción.
La mayor parte de las poblaciones de la provincia de Manabí, en Guayaquil, la ca pital y otras ciudades importantes, han sido las más afectadas incluyendo a Pedernales, Portoviejo y Manta, en la Costa Pacífica.
En la mañana y tarde del domingo, residentes y rescatistas de esos lugares sacaban de los escombro decenas de cadáveres con sus manos.
En Pedernales, un poblado de unas 40,000 personas, soldados de las fuerzas militares improvisaron un hospital en un estadio, donde cientos de personas se preparaban para dormir, por segunda noche consecutiva.
El presidente, Rafael Correa, que estaba en visita diplomática en El Vaticano, firmó un decreto declarando el estado de excepción e informó que estaba por regresar desde Roma.
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