Bonao, Provincia Monseñor Nouel.-Diversas instituciones de Bonao, dejaron formalmente iniciado los trabajos del Operativo, “Semana Santa 2018”, donde participan más de 500 personas, entre efectivos policiales y voluntarios.
La Gobernadora Civil, Miriam Abréu, expresó el interés del presidente Danilo Medina, para que todo transcurra sin accidentes en la provincia Monseñor Nouel y el país, “Toda la logística necesaria llegó para que a los organismos de socorro y de la policía no le falte nada”
En el amplio operativo participan otras instituciones, como Policía Nacional, Defensa Civi, DIGESET/AMET, Bomberos, Ejército Nacional, COBA, Salud Pública, la Oficina Senatorial, la Alcaldía Municipal, la Cruz Roja, entre otras.
Defensa Civil de Bonao Y Comité de Prevención y Mitigacion informa Balnearios Habilitados y Clausurados
BALNEARIOS HABILITADOS EN LA PROVINCIA MONSEÑOR NOUEL '' BONAO SON ⇣⇣⇣⇣⇣⇣ 1-Fula 1 (Peñon) 2-Fula 2 (el manantial) 3-Fula 3 (Isamar) 4-Fula 4 5-El naval de Masipedro (el camellón) 6-Los salto de jima 7-La confluencia de blanco 8-El disque los quemados 9-Puente arroyo Toro 10-Bqlneario los negritos 1 y 2 en Maimón 11-Balneario el puente Yuna en en Maimón 12-Balneario puente Maimón 13-Balneario los japoneses en Sonador 14-Balneario charco de arena en Sonador 15-Playita Koki en Maimón 16-El badén en piedra blanca 17-El charco de los pájaros en piedra blanco
BALNEARIO INHABILITADOS O CLAUSURADOS SON: ⇣⇣⇣⇣⇣⇣
1-Balneario Masipedro 2-Balneario Fula 2-3-4 3-Balneario los saltos de jima 4-Balneario el dique los quemados 5-Balneario arroyo avispa 6-El puente de villa sonador 7-Charco palo de la garza en Maimón 8-Rio colorado Maimón (Charco Bonito)
Dajabon, Republica Dominicana.-Un profesor de 33 años de edad fue encontrado muerto a orillas del río Aguas Blanca en paraje Aguas Blanca de la sección Las Pocilga del municipio de Restauración en la provincia de Dajabón.
Se trata del profesor José Alberto Fontanilla Parra, residente en la comunidad Trininaria de este municipio y quien laboraba como maestro de una escuela primaria en la comunidad Río Limpio de Pedro Santa provincia Elías Piña.
Para cometer el hecho, el individuo ingirió una sustancia tóxica que le causó la muerte por envenenamiento. A 15 metros del cuerpo se encontró un jarro pequeño con haza de color niquelado con residuo de un polvo blanco de origen desconocido.
En principio el reporte policial informaba que se desconocían las causas por la cual este profesor decidió acabar con su vida, sin embargo, de acuerdo a familiares y conocidos que hablaron de forma anónima, indicaron el educador se encontraba deprimido, luego de que subieron a las redes social, un vídeo en el cual se le ve practicandole sexo oral a otro hombre.
A Lisandro Herrera su abuela Ana lo vio por unos segundos, pero apenas lo reconoció. Sus cejas, habitualmente pobladas, habían desaparecido.
"Pero está vivo, eso es lo importante", dice Ana Herrera sentada en la acera, ya aliviada de ver que Lisandro no es uno de los muertos en un motín y posterior incendio en una comisaría de la ciudad de Valencia, en el norte de Venezuela.
Las circunstancias seguían sin estar claras y, sin una versión oficial de lo sucedido, a los familiares de los reclusos no les quedaba más que agolparse en los alrededores del retén policial.
El Jueves Santo muchas familias lo pasaron entre la comisaría, el hospital, la morgue y tres cárceles de la zona donde fueron trasladados los sobrevivientes.
Herrera estaba obviamente aliviada. Cuando el miércoles recibió la noticia del incendio, sin embargo, perdió el conocimiento, afirma.
"No sabemos nada de mi hijo"
Ya en la mañana del jueves pudo traer arroz y dos arepas fritas de las que, dice, tanto le gustan a Lisandro. Fueron sólo unos segundos.
Según un agente de policía, en la comisaría había 200 detenidos, muchos más de los que la instalación debería acoger.
Por eso, Herrera estaba encargada de llevarle comida a su nieto todos los días y no sólo por culpa del incendio.
Si no, no comería o tendría que conformarse con lo que compartieran con él sus numerosos compañeros de celda.
Frente a la tranquilidad de Herrera, la desazón de otra señora anciana, María Victoria Castillo.
Final de la publicación de Twitter número de @danigmarco
Su hijo llevaba allí un año y 2 meses, mucho más tiempo del que debería estar a la espera de un juicio y una eventual condena.
"No sabemos nada de mi hijo", dice con los ojos vidriosos que lubrican un momento de pura aspereza: el de la incógnita de saber si tu familiar está vivo o muerto.
"No nos dan información", lamenta. "A las 10 leen la lista", gritan. Frente a la cinta enclenque que separa la comisaría y a los policías de la tensa espera hay dolor y muchos rumores.
Y acusaciones de corrupción, de que lo sucedido fue culpa de la policía, de que en realidad hay más de 100 muertos, de que algunos murieron por disparos…
La indignación y la expectativa hacen emerger años de descontento con las fuerzas de seguridad y son combustible para los señalamientos.
Decenas de cadáveres
"Defender, proteger y servir a nuestro pueblo", es el lema, ya decolorado, de la puerta principal de la comisaría de la policía del estado de Carabobo. Muchos este jueves ven más razones para que esté desteñido.
"No voy a repetir más", grita una agente de policía con más kilos que empatía ante la tragedia.
"Oye, gordita", le dice una señora que le trae alimentos a su hijo. "No voy a volver a por más comida", asevera sin paciencia mientras pide también fotos recientes para identificar a los que quedan dentro.
Los familiares de los vivos están preocupados de que estén compartiendo espacio aún con una decena de cadáveres que quedan por ser entregados.
El plan inicial de las autoridades era repartir a los sobrevivientes en tres centros penitenciarios. Finalmente, suspiran los familiares. Aunque las cárceles en Venezuela suelen ser lugares que están muy lejos de aproximarse al calificativo de adecuados.
Será mejor que la comisaría, esperan.
"El que tenga un difunto que no le hayan entregado…", solicita un hombre que sale de la comisaría. El mensaje, así gritado, puede ser práctico, pero resulta impúdico frente al dolor.
Sobre la acera, Judith Bello habla por teléfono. Y llora. Tiene los ojos rojos. Su esposo, de 27 años, está muerto. Se lo han confirmado ya. Pero el cadáver está tan carbonizado que ni siquiera le han dicho que se acerque a identificarlo.
Desde un ventanuco de la comisaría de #Valencia los sobrevivientes del incendio del miércoles hablan con los medios. Una escena que retrata el lugar donde murieron 68 reos.
Final de la publicación de Twitter número 2 de @danigmarco
Bello afirma que le tienen que hacer una prueba forense cuyo nombre ni recuerda. Se señala la mandíbula. Los dientes confirmarán.
"Nos están rociando gasolina", dice que le gritó su esposo cuando la llamó por teléfono. Porque en la comisaría los reclusos estaban hacinados, pero tenían celulares.
Celulares y armas
¿Qué pasó en el retén del que este jueves salían equipos de música, computadoras y archivadores?
Luisa Martínez aguardaba en el hospital. Su hijo resultó con quemaduras de segundo grado. "En el cuello, el abdomen y los dos brazos los tiene superquemados", asegura.
¿Qué le pudo contar su hijo?
Relata un tiroteo entre policía y reclusos. Porque en Venezuela, además de celulares, es normal que los detenidos tengan armas.
Luego, un incendio. Fuego en colchones y sábanas. "Yo estaba entre medio de las llamas", reproduce las palabras de su hijo, que se arrodilló esperando lo peor.
"Pero ahí escuchó: 'Salgan, salgan, salgan, salida, salida, salida'. Y salió. Ahí es que recibe la quemadura en la cara porque había una cortina prendida", afirma Martínez, que había visitado a su hijo el domingo.
"Motín" y "presunto incendio", esas eran las únicas tres palabras de las autoridades sobre un incidente que dejó 68 muertes.
Y otras muchas más víctimas que buscan una explicación, justicia o claridad. O simplemente un cuerpo.