DIARIO EN DIRECTO
El mundo se ha convertido en un lugar con más incertidumbre desde que el presidente estadounidense Donald Trump, lanzó su "Estados Unidos primero", alarmando a sus aliados e intrigando a sus adversarios. Pero ¿es también más peligroso?
No, si analizamos lo que ocurrió realmente.
Aunque Trump desata temores a través de su errática y volátil cuenta de Twitter, no torpedeó las alianzas que ha cuestionado.
No inició guerras nuevas, y, en general, siguió el guión de su predecesor, Barack Obama, sobre las que ya existían.
Así que, aunque sí agitó las cosas, no hizo estallar nada por el momento.
Pero ¿nos ha acercado más este poco ortodoxo comandante en jefe a una especie de crisis global?
Están son mis conclusiones.
Victoria en Medio Oriente: el Estado Islámico
Desde que se convirtió en presidente hace un año, el autodenominado Estado Islámico (EI) fue prácticamente derrotado en Irak y Siria: el califato fue eliminado y sus miembros restantes están a la fuga.
Sí, el grupo ha creado afiliados activos en otras partes del mundo y continúa inspirando la violencia extremista. Pero su centro neurálgico fue eliminado, por lo que su amenaza es menos potente.
Se puede discutir cuánto crédito merece Trump o si él simplemente completó lo que Obama había empezado.
Siguió el patrón de Obama, apoyando a las fuerzas locales con bombas aéreas y fuerzas de operaciones especiales en tierra, pero aceleró la campaña y le dio a los comandantes estadounidenses más autoridad para dirigirla.
Eso "tuvo un mayor impacto", dice Brett McGurk, enviado especial para la coalición global contra EI, que ha trabajado para ambos presidentes.
De cualquier manera, sucedió en el período de Trump como presidente, y es posiblemente su mayor éxito en política exterior.
Veredicto: ÉXITO.
Inestabilidad en Medio Oriente: Irán
Hace un año, Estados Unidos y otras cinco potencias mundiales redujeron la amenaza de una bomba atómica iraní con un acuerdo que limitaba su programa nuclear.
Hay un consenso general de que el acuerdo funciona, pero Trump dice que es profundamente defectuoso y debe ser "reparado". Está amenazando con abandonarlo a menos que los europeos que participaron en su negociación adopten una postura más dura.
Trump quiere que las restricciones nucleares impuestas a Irán en virtud del acuerdo sean permanentes, restringir el programa de armas balísticas y contener las actividades iraníes "malignas" no cubiertas por el pacto, como su apoyo a agentes regionales que amenazan a los aliados occidentales.
Estas son cosas que los europeos están de acuerdo en que deben ser abordadas, pero no debilitando el acuerdo nuclear que, dicen, es crucial para su seguridad.
Hay tres peligros potenciales si el acuerdo se rompe. En primer lugar, una mayor inestabilidad en Medio Oriente, especialmente dado el fuerte apoyo de Trump al rival regional de Irán, Arabia Saudita.
En segundo lugar, podría debilitar la alianza transatlántica, que ha sido el pilar de la seguridad global desde la II Guerra Mundial.
También podría menoscabar el Tratado de No Proliferación Nuclear sobre el que se construyó el acuerdo iraní, dice Angela Kane, hasta hace poco la principal funcionaria sobre desarme de la ONU.
Veredicto: PELIGRO.
Una guerra nuclear vuelve al radar
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, convirtió el mundo en un lugar más peligroso al construir armas nucleares y amenazar a Estados Unidos con ellas.
Pero Trump también volvió la situación aún más peligrosa al responder con una retórica encendida, aumentando el riesgo de conflicto accidental con el régimen norcoreano.
La verdad es que Trump pasa de lanzar insultos y amenazas a expresar su disposición a hablar. En este momento está haciendo esto último, al compás de la distensión olímpica entre las dos Coreas.
Y la administración de Trump ha construido una fuerte coalición de apoyo internacional para una estrategia de alta presión, unida en su demanda de que Pyongyang renuncie a su programa nuclear.
Eso, dice John Negroponte, subsecretario de Estado en el gobierno de George W. Bush, demuestra que Trump está intentando hacer el mundo más seguro.
La gente "se molestó porque llamó a Kim Jong-un el 'hombre cohete' en las Naciones Unidas, y ¿eso pone en peligro la paz mundial? ¡Venga!", dijo Negroponte.
Patrick Cronin, un experto en Asia del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, dijo que la arriesgada política de Trump tiene un propósito: "Kim piensa que no usamos la fuerza y por eso el presidente Trump está en lo correcto al enfatizar, en su maníaca manera, que 'eso tú no lo sabes'".
Sin embargo, esta es la primera vez que Estados Unidos amenaza con atacar a un Estado con armas nucleares desde la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
Veredicto: PELIGRO.
Vuelta a la Guerra Fría
William Perry, secretario de Defensa durante el gobierno de Bill Clinton, presidió el desmantelamiento de las armas nucleares en la década de 1990.
Ahora advierte de que la amenaza está de regreso "porque Estados Unidos y Rusia se enfrentan hoy con una hostilidad que recrea los peligros geopolíticos de la Guerra Fría", dijo en un foro reciente.
"Y porque Estados Unidos y Rusia están reconstruyendo sus arsenales nucleares".
Esto no es culpa de Trump, per se.
El presidente ruso, Vladimir Putin, subió las apuestas con sus intervenciones en Ucrania, y durante el gobierno de Obama ambos presidentes dejaron de hablar de manera significativa.
Trump quiere hablar con Putin, probablemente demasiado. Pero no puede debido a la controversia sobre si su campaña conspiró con Moscú para influir en la elección.
Irónicamente, la relación es peor ahora que con Barack Obama.
Veredicto: ALERTA.
Diplomacia degradada
Donald Trump dejó claro que prefiere a los generales antes que a los diplomáticos.
Propuso profundos recortes en el Departamento de Estado y lideró la marginación de la influencia diplomática en la toma de decisiones sobre seguridad nacional.
La militarización de la política exterior estadounidense lleva en marcha desde hace algún tiempo, especialmente desde los ataques del 11 de septiembre, pero Trump la aceleró.
No parece entender ni preocuparse mucho por la diplomacia.
La diplomacia es un poco como el cuidado sanitario preventivo: resuelve problemas antes de que se conviertan en guerras.
Así que, debilitándola, es más posible tener guerras.
Y si Trump quiere "hacer Estados Unidos grande otra vez", haría bien en recordar que muchos de los éxitos clave de la política exterior estadounidense fueron diplomáticos, como el Plan Marshall o el Tratado de Paz egipcio-israelí.
Sus aventuras militares mucho menos, como ocurrió en Vietnam o Irak.
Veredicto: ALERTA.
¿Estados Unidos en retirada?
Trump comenzó a desmantelar el compromiso de Estados Unidos con una red de acuerdos destinados supuestamente a resolver colectivamente los problemas del mundo.
Su retirada del Acuerdo Climático de París es la más significativa.
Es cierto que el proceso lleva cuatro años y que otros factores están mitigando los efectos —los estados y las compañías privadas continúan con su propios planes de energía limpia—, pero Estados Unidos hará mucho menos en la lucha global contra el calentamiento de lo que podría haber hecho.
En términos generales, la retórica de Trump de "Estados Unidos primero" parece destinada a perturbar las alianzas e instituciones que mantienen el mundo en paz desde la Segunda Guerra Mundial.
O, por lo menos, se está retirando del liderazgo tradicional de Estados Unidosen su mantenimiento.
Si Trump "tiene éxito en el desmantelamiento de ese orden, el mundo será mucho más peligroso", dice David Ignatius, quien escribe sobre política exterior en The Washington Post. Pero, agrega, el poder estadounidense tiene "una durabilidad que trasciende a Trump y su gobierno por Twitter".
Richard Haass, del Consejo de Relaciones Exteriores, es más pesimista. Él escribió en The Atlantic que ninguna otra potencia es capaz de tomar el lugar de Estados Unidos si se retira de su papel de promover activamente el orden internacional.
"La alternativa a un orden internacional liderado por Estados Unidos es menos orden internacional".
Veredicto: ALERTA.
Poco fiable e impredecible
Se puede argumentar que Donald Trump está más motivado por su volátil personalidad que por su compromiso con el "Estados Unidos primero".
Eso introdujo un elemento casi permanente de perturbación en la política exterior estadounidense, canalizado a través de su Twitter y, a menudo, contradiciendo a sus altos funcionarios.
Los partidarios de Trump afirman que la imprevisibilidad de sus tuits puede utilizarse como una ventaja en los tratos internacionales. O que deberían ser ignorados, ya que raramente cumple sus amenazas.
Pero confunde tanto a aliados como a adversarios acerca de cuál es exactamente la política de Estados Unidos y disminuye la confianza internacional en el liderazgo estadounidense.
Y ese no es un lugar cómodo en el que estar: convivir con una Casa Blanca impredecible en un mundo impredecible.
Veredicto: ALERTA.
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