Nikki Christou, de 12 años, conocida en el mundo de los videoblogueros como Nikki Lilly, hace videos de YouTube sobre hornear, maquillarse y una rara enfermedad conocida como malformación arteriovenosa que le diagnosticaron cuando tenía seis años.
Su condición le ha provocado una desfiguración facial severa y el riesgo constante de sufrir sangrados de nariz muy peligrosos.
No tiene muchos haters (que odian, en inglés) en su canal pero admite que cuando empezó a hacer el videoblog, los comentarios crueles la enfadaban.
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"Al principio me afectó y derramé algunas lágrimas, pero a medida que he ido creciendo como videobloguera, he aprendido que los comentarios de los haters son básicamente siempre los mismos".
"Puede que digan cosas como, 'Eres fea', pero en realidad son ellos los que no se gustan a sí mismos y no tienen nada mejor que hacer".
Nikki, quien es de Reino Unido, cuenta con más de 200.000 suscriptores en su canal y quiere llegar al millón algún día.
Hacer videos empezó como una afición, un avance natural desde los juegos de rol que le gustaban.
Cuando empezó a subirlos a YouTube en 2013, se volvió parte de una nueva generación de niños y adolescentes de entre 8 y 13 años que llevan sus propios canales.
Ella recomienda a los nuevos que "se aseguren de que siempre muestran a sus padres lo que han hecho".
Al principio, los padres de Nikki se preocuparon por las reacciones que ella pudiera recibir e insistieron en que desactivara la sección de comentarios.
Pero su madre dice que cuando vieron cuánto significaba para Nikki y cuánto quería ella poder leer los comentarios, cambiaron de idea.
Hermosa y delgada
Shauna Pomerantz, profesora asociada del departamento de estudios de infancia y juventud de la Universidad de Brock, en Canadá, dice que Nikki es un gran ejemplo para otras chicas.
"Ella es la defensora de las chicas que no son perfectas, y es inspirador verla", le dice a la BBC.
"Puedo ver por qué la gente la quiere. Es una heroína para cualquiera que se sienta diferente".
Del otro lado del océano, en EE.UU., la bailarina y cantante de 13 años JoJo Siwa hace videoblogs sobre lo mismo que Nikki Lilly aunque, con más de tres millones de seguidores.
Hay miles de chicas similares en Youtube, dice la profesora Pomerantz, y son sobre todo "blancas, de clase alta, bonitas y delgadas".
La hija de Pomerantz, de nueve años, es súper fan de Jojo, y aunque esta no sabe por qué, la madre cree que es fundamentalmente por dos razones.
"Primero, es un mundo en el que no hay adultos y es fantástico que los niños vean un mundo donde otros niños están al mando", explica.
La segunda razón es probablemente la sensación de normalidad de los videos.
"Es muy mundano", dice Pomerantz.
"Cualquier adulto se aburriría en segundos".
"Estos videoblogueros invitan a sus fans a visitar sus armarios, les enseñan cómo hacerse una cola de caballo alta, les muestran su ropa interior".
Y esto implica que los niños pueden identificarse con estas "estrellas" en formas que no podían las generaciones previas, dice Pomerantz.
Atrás quedan los días en que los famosos estaban alejados, en las páginas de las revistas o en los platós de televisión. Ahora los niños están invitados a echar un vistazo a sus habitaciones.
Nikki Lilly es gran fan de Zoella, quien a la edad de 27 es una veterana videobloguera de belleza.
Ella dice que la adora porque "es como tener al lado a una chica habladora".
Pero Zoella, igual que otras videoblogueras famosas, tiene otro secreto: su disposición a compartir su vulnerabilidad con sus fans. En su caso, una limitante ansiedad.
Se ha escrito mucho sobre cómo la generación de YouTube está creciendo sin privacidad, dispuestos a compartir en redes sociales cada detalle de sus vidas, pero la profesora Pomerantz no está muy preocupada.
"Mientras quizás sus madres tenían un diario bajo llave, hoy hay otra forma de compartir secretos y los jóvenes están contentos de hablarle al mundo", dice.
"Es en cierta forma una especie de empoderamiento".
"La gente joven es con frecuencia más abierta y honesta".
A la periodista Zoe Williams le preocupa que YouTube esté fomentando una generación de ególatras.
Escribiendo sobre Zoella en el diario británico The Guardian, dijo: "Su deleite en lo intrascendente es perversamente contagioso: hay algo relajante en estar en compañía de alguien que dirá en alto cualquier cosa que le pasa por la cabeza".
Pero, añadió: "La profundidad de su fascinación con ella misma es también bastante alienante".
Preparados para cámara
No son pocos los niños desesperados por copiar a sus héroes de YouTube y empezar sus propios videoblogs, pero para la inmensa mayoría es improbable que lleguen al estrellato.
Amanda Lewhart, científica investigadora en el centro NORC de Investigación en Asuntos Públicos, en EE.UU., dice que para aquellos que no consiguen muchos seguidores, es simplemente una valiosa lección vital.
"No es agradable, pero ¿es distinto a querer ser un futbolista profesional y darte cuenta de que no eres lo suficientemente bueno? Es parte de lo que es crecer", dice.
Justin Escaloina, de 20 años, quien empezó un canal de YouTube con sus amigos cuando tenía 11 años, tiene alguno consejos para los niños que quieren hacer lo mismo.
"Creo que es bueno que exista un canal para los niños que quieren expresar su creatividad", dice.
"Simplemente, no pongas cosas estúpidas o inapropiadas en internet y no te preocupes por las visitas que recibes".
Él aconseja a los niños que no sientan la necesidad de estar siempre listos para la cámara.
"Simplemente, sed auténticos".
"Si estás falsificando la mejor versión de ti mismo, eso se acabará viendo con el tiempo".
"Si estás compartiendo tus cualidades verdaderas, junto con otras no tan buenas, la gente lo respetará y les gustarás por ser real".
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