Cuando Daisy, la querida yegua de Jenni, fue a dar a luz a su primer potrillo, ella estaba entusiasmada. Pero el día no fue tal y como Jenni se lo había imaginado… ¡Fue mucho, mucho mejor!
Es muy improbable que una yegua de a luz a dos crías, pero todavía lo es más que los dos sobrevivan. Sin embargo, Daisy tuvo mucha suerte.
Daisy ya tenía que haber dado a luz hacía siete días y una colega de Jenni, de la granja de cría Saratoga Stud, en Sudáfrica, fue a revisar el estado de Daisy. Ahí es cuando vio que estaba de parto. Llegaron justo a tiempo para ayudar a nacer al primer potro: Don Quijote.
Era un caballito sano, pero quedaron sorprendidos al ver lo pequeño que era, ya que la barriga de Daisy había sido enorme en sus últimas etapas de gestación.
Cuando Daisy, la querida yegua de Jenni, fue a dar a luz a su primer potrillo, ella estaba entusiasmada. Pero el día no fue tal y como Jenni se lo había imaginado… ¡Fue mucho, mucho mejor!
Es muy improbable que una yegua de a luz a dos crías, pero todavía lo es más que los dos sobrevivan. Sin embargo, Daisy tuvo mucha suerte.
Daisy ya tenía que haber dado a luz hacía siete días y una colega de Jenni, de la granja de cría Saratoga Stud, en Sudáfrica, fue a revisar el estado de Daisy. Ahí es cuando vio que estaba de parto. Llegaron justo a tiempo para ayudar a nacer al primer potro: Don Quijote.
Era un caballito sano, pero quedaron sorprendidos al ver lo pequeño que era, ya que la barriga de Daisy había sido enorme en sus últimas etapas de gestación.
En medio del entusiasmo tras la llegada de Don Quijote, los perros que estaban cerca de Daisy empezaron a ladrar de emoción. Cuando Jenni la miró vio con sorpresa que estaba por dar a luz a un segundo potro.
Jenni inmediatamente pidió ayuda de un colega llamado Guy para sacar al pequeño Don Quijote y que no distrajera a Daisy de su segundo parto. Momentos después, llegó al mundo su segunda cría, a la que llamaron Duet.
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